Me crié entre libros y entre libros fui creciendo. Por leer no me pagaban así que acabé trabajando de librero. Tras bastantes años en el oficio -creativo e inspirador en ocasiones, rozando lo esquizofrénico en otras- a mediados de 2014 decidí dar el salto y pasarme al lado oscuro, es decir, de la inmaculada página de papel a la pantalla negra del ordenador. En definitiva, yo que siempre renegué de las nuevas tecnologías, de pronto caí rendido ante el sensual click de un vulgar ratón. Y ahora resulta que mi tranquila vida se va al garete y casi sin enterarme he cambiado mi libro con su marcapáginas por 'facebooks', 'twitters' 'wikipedias' y otras lindezas que se escriben en inglés.
Lo confieso, he caído en esta red de redes que más parece una telaraña pegajosa que te atrapa como a un bichito inerte, en esta red que a veces te hace teclear sin descanso como un roedor bailando al compás del amigo Hamelín. Y tras la confesión viene la penitencia; para mi empezar a escribir este blog y para algunos de vosotros tener que leerlo... Amén!
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