lunes, 25 de enero de 2016

Señores candidatos, pongan un Henry Fonda en su vida.




Acabo de ver este fin de semana, creo que por tercera vez, la gran película de Sidney Lumet, “Doce hombres sin piedad”. Doy por hecho que la mayoría conoce el argumento pero para los más olvidadizos os recuerdo que se trata de la deliberación de un jurado popular ante un juicio por homicidio. El acusado es un joven de un barrio marginal, presunto culpable de asesinar a su padre. Todas las pruebas de la fiscalía parecen claras. La película comienza con los alegatos finales y el momento en el que el jurado se retira a deliberar. Doce hombres se sientan frente a frente con la convicción de once de ellos de que se trata de un caso evidente de asesinato en primer grado. Tras la primera votación hay un voto discrepante. Aquí empieza una lucha dialéctica de más de una hora, apasionante y agotadora. El protagonista es el actor Henry Fonda, un arquitecto cincuentón que irá convenciendo a todos de cambiar su voto. Cada uno de lo miembros del jurado tiene sus razones para votar a favor de la ejecución del reo; uno tiene entradas para un partido de béisbol y quiere que se resuelva lo más pronto posible, otro es un racista redomado, otros no tienen la personalidad suficiente para discrepar, otros han pasado por alto pruebas importantes…y así cada uno de los once. La reivindicación del protagonista se basa en que toda persona enfrentada a un juicio y a una posible pena de muerte merece como mínimo que se le dedique un tiempo, una revisión de pruebas y una discusión a fondo. Fonda hace su típico papel de hombre tranquilo, inasequible al desaliento y reflexivo. Entre los que le rodean hay varios matones a los que desarma con argumentos. Lo más interesante es que lo que se plantea es la importancia de la duda, lo que quiere hacer ver a sus compañeros es que hay dudas razonables que hay que contemplar, él no está seguro de nada  y consigue que los demás, hasta los más inamovibles, empiecen a dudar. Esta es la base de la película y su gran acierto, os la recomiendo.
Al finalizar la película cambié de canal para volver al tedio de los informativos, en esta jornada postelectoral interminable, que se prolonga sin fin…Si bien los primeros días, como toda novedad, y con la incertidumbre que dejaron las urnas se preveían debates apasionantes, propuestas creativas, iniciativas ilusionantes, pactos inteligentes para acabar con la mediocridad y podredumbre que corroe la política española los últimos años, hoy por hoy las perspectivas no son muy halagüeñas. Un mes después de las elecciones más decisivas de las últimas décadas nos hallamos ante un esperpento donde unos continúan rebajando aún más si cabe su nivel intelectual demorándose en cuestiones tan prosaicas como las pintas de los nuevos diputados; otros parecen adolescentes deshojando la margarita del “me quiere” “no me quiere”, y no sé si esto acabará en pareja estable o echarán un polvo rápido no sea que los papás -o barones- les pillen en la cama; otros tras hablar mucho durante meses y darnos la lata con su virginidad inmaculada ahora callan como putas; y por último, para rematar, ahí tenemos a nuestros recalcitrantes medios informativos de siempre que intentan sacar tajada con “exclusivas” -autobombo vergonzante diría yo- delirantes y mentirosas.

Por todo esto y mucho más yo les pido que se busquen un Henry Fonda, mesurado, educado y con valores. Que duden de sus convicciones, que busquen alternativas razonables y no se dejen llevar tanto por la testosterona. En fin, mientras estos siguen a lo suyo -que también es lo nuestro por desgracia- siempre nos quedará el cine y la ilusión de imaginar que algún tipo parecido a Henry Fonda pueda gobernar un día nuestro país.

3 comentarios:

  1. Interesante como siempre tu entrada y el análisis que ofreces tanto cinematográficamente como políticamente, porque es difícil encontrar el tipo de hombres y de personajes como Henry Fonda en esa película o como Gregory Peck en "Matar un ruiseñor" por no citar a Gary Cooper o James Stewart. Ya no hay hombres como esos, hombres que destilan bondad, seguridad y honradez. Hoy en día los curriculums no están completos sin una dosis de antecedentes por corrupción o deshonra y cuanto más mejor se le ponen las cosas a los políticos. Hay que joderse.
    Pero no quiero finalizar sin dejar de recomendarte la versión rusa de "Doce hombres si piedad" de Nikita Mijalkov. No te la pierdas.
    Te dejo el enlace para que le des un vistazo:
    http://www.blogdecine.com/trailers/12-version-de-nikita-mikhalkov-de-doce-hombres-sin-piedad-trailer-y-poster

    Alfredo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Alfredo!! No conocía la película de Mijalkov, a ver si este fin de semana la puedo ver.
      Un abrazo!
      Fernando

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar